Jade de Nueva Zelanda
Jade de Nueva Zelanda
El jade es símbolo de pureza y serenidad. Simboliza la sabiduría fruto de la tranquila reflexión. Se asocia con el chakra corazón e incrementa el amor y la capacidad de dar cuidados. Protege de todo daño y da armonía a quien lo lleva. Atrae la buena suerte y la amistad.
En el plano psíquico, el jade estabiliza la personalidad e integra mente y cuerpo. Promueve la autosuficiencia. Alivia la mente y la libera de pensamientos negativos. Estimula las ideas y hace que las tareas parezcan menos complejas, lo cual nos permite llevarlas a cabo de inmediato.
En cuando a su efecto en las emociones, el jade es una piedra del sueño: puesta sobre la frente, produce sueños significativos. Favorece la liberación de emociones como la irritabilidad. Espiritualmente, el jade anima a ser quienes realmente somos. Nos ayuda reconocernos como seres espirituales en un recorrido humano y despierta el conocimiento oculto.
En el cuerpo físico, el jade ejerce una función limpiadora que facilita las funciones de filtración y eliminación. Es la piedra por excelencia para los riñones. La jadeíta y la nefrita poseen las mismas propiedades curativas, pero poseen atributos específicos según el color que revelen.
En curación, trata los riñones y las glándulas suprarrenales, retira las toxinas, reunifica los sistemas celular y esquelético. Ayuda a acelerar la curación en los puntos de sutura. Fomenta la fertilidad y ayuda en el parto. Actúa sobre las caderas y el bazo. Equilibra los fluidos corporales y la proporción de agua, sal, acidez y alcalinidad que hay en ellos.